sábado, 18 de febrero de 2012

Transmaribolleras al borde de un ataque de nervios

Más que indignadas, estamos hartas y horrorizadas, estupefactas y anonadadas, furiosas, rabiosas y encolerizadas ante los recientes ataques a nuestro ya de por sí precario estado del medioestar.


Sabíamos que todo podía ir a peor, pero estamos sobrepasando con creces los más cruentos escenarios de nuestras peores pesadillas: desmantelamiento brutal de los derechos de lxs trabajadorxs, retrocesos impensables en los derechos sexuales y reproductivos, desaparición definitiva de la educación sexoafectiva de nuestras escuelas, inquietantes titubeos sobre la continuidad del Plan nacional sobre SIDA, amenazas de negarnos el derecho a adoptar y de volver a los contratos homofóbicos para las transmaribolleras que se quieran casar, saqueo devastador de lo público en favor del capital privado… ¿alguien da más?

Nos rebelamos ante el asesinato de los convenios colectivos. En la negociación cuerpo a cuerpo con la empresaria de turno las transmaribolleras tenemos todas las de perder. Además, no estamos dispuestas a venderles abrigos de piel a lxs pijxs de Serrano mientras cobramos dos euros por hora trabajada.

Nos indigna el vergonzoso abaratamiento del despido. Cuando nos echen por soltar pluma en el horario laboral, que nos paguen el peso de la sección de edredones del IKEA en oro.

Nos negamos a que nos reduzcan los salarios y nos cambien los horarios sin previo aviso. Las transmaribolleras también tenemos cargas familiares que atender. Y en las horas punta del cruissing no vamos a estar reponiendo las estanterías del Mercadona.

Nos oponemos a que se pretenda ahorrar dinero de las arcas públicas con las nuevas políticas de contratación. Estamos en contra de que se favorezca a quienes ya cobran el paro sobre los que intentan conseguir su primer trabajo porque necesitamos todas las facilidades posibles para escapar de nuestras a menudo violentas familias nucleares y radioactivas.

Nos parece intolerable el retorno de la ley de supuestos para el aborto, que se pierda su gratuidad y que se nos pidan recetas para acceder a la píldora del día después. Estamos hartas de que los obispos, por medio del PP, se metan en lo que hacemos con nuestras vidas y nuestros coños.

No tragaremos con la desaparición de la asignatura de Educación para la ciudadanía. Si ya teníamos una educación sobre diversidad sexual y familiar prácticamente inexistente, ahora la clase entera creerá que trans, bis, maricas y bolleras sólo existen en las películas o en en el fondo del armario de 3ºC.

Las dudas sobre la continuidad del siempre insuficiente Plan Nacional sobre SIDA y la desaparición de los planes de Actuación frente al VIH nos ponen los pelos de punta. Así nunca acabaremos con la esquizoide ignorancia de quienes nunca besarían a unx seropositivx mientras van por ahí follando sin condón.

Aunque el matrimonio nos produzca alergia, más alergia nos da el recurso del PP ante el Constitucional. Puestos a cambiar las cosas de nombre, que se lo cambien a los lunes. Y puestos a limitar el derecho de adopción, que se lo quiten, de una vez por todas, a las familias transhomofóbicas.

Nos oponemos frontalmente a que se sigan destruyendo nuestros servicios públicos para cederlos a la especulación privada. Nos negamos a acabar desangradas durante una operación a cargo de una subcontrata de otra subcontrata de otra subcontrata.

Para colmo de males, el único sector público boyante en estos tiempos de “crisis” son las fuerzas y cuerpos de in-seguridad del estado. Pues bien, no renunciaremos ni a las calles, ni a las esquinas, ni a las plazas.

No tenemos miedo. Reivindicamos nuestro legítimo derecho a manifestarnos y repudiamos la criminalización de la protesta. Nuestros dildos son más potentes que vuestras porras.

Asamblea Transmaricabollo de Sol

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